Me instalé en el Monte y cesaron los cuidados:
ya no ocupan mi mente pensamientos vanos;
más libre que las rocas donde inscribo versos,
me doy, cual barco sin amarras, a los hados.

Hanshan

sábado, 16 de octubre de 2010

Triste acorde

Acorde triste de un piano,
la palabra de tu adiós
y además de eso solo queda
este triste y tonto corazón.

Que vivió para adorarte
tal cual si fueras dios
y entregarse a ti por completo
como esclavo de tu amor.

Y tu que me das hoy:
una palabra de despedida,
dejando mi alma vacía
y un por que en el tocador.

1 comentario:

Orlando Francisco Menéndez dijo...

María:
Me gusta mucho tu evolución como poeta.
Esta poesía es muy sentida, y muy buena.
¡Te felicito!