Solo quedaba ya la noche fría
y la triste soledad que me acompañaba
cuando se me cruzo tu mirada,
ese instante que parecía la ilusión perdía.
Mi ilusión por vivir poco a poco se apagaba
mientras la tuya a penas a brillar empezaba,
mas te acercaste a mi sin decir nada
cruzando esa frontera que nos separaba.
Que solamente eran unos pequeños pasos
pero que parecían inmensos y lejanos,
como la sonrisa de tus labios
o una derramada lágrima mía.
Soñé quimeras esperando tu llegada
mientras mi mente dudaba si existirías,
tantas canciones vacías que me acompañaban
haciendo mas corta esta triste agonía.
Mas hoy que te tengo en frente
solo puedo decirte, querida mía,
que te ame sin tan siquiera conocerte
y hoy quiero que seas el lucero de mi vida.
2 comentarios:
Muchos sentimientos en este poema Maria. Me ha gustado mucho.
Un abrazo!
Bellísimo y muy sentido. Besos
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